Blogia
cracampodemolina

LA EDUCACIÓN EN LA ESCUELA UNITARIA. Carta de un "maestro rural"

 

Hace unas semanas tuve la suerte de compartir mesa y mantel con un grupo de personas en unas Jornadas sobre alimentación sana, a base de productos ecológicos, en la Escuela de Hostelería de Murcia. 

Frente a mí una persona de una treintena avanzada de años, que resultaba ser del Hornico, pequeña y casi despoblada población de Caravaca, donde yo conocí y quedé enganchado al  mundo rural, cuando fui destinado a esa pequeña, abandonada y temida escuela. Cual fue mi sorpresa cuando esa persona, me comentó con  asombro y una expresión de alegría y recuerdo : ¡ ah, tu eres el maestro de Los Odres!, aquel con el que nos juntábamos los dos colegios y jugábamos al fútbol o hacíamos excursiones…Era un alumno del Hornico.

Él, licenciado en la actualidad, yo maestro. Hablamos de muchas cosas: de los kilómetros que hacía cada día para ir de su cortijo al colegio en una bicicleta, por encima de nieve, el humo de la estufa, de esas mesas de madera…., pero lo que más me llamó la atención era como recordaba  la forma de aprender las cosas, de cómo cuando la maestra o el maestro de turno le iba a explicar algo, muchas de esas cosas ya las sabía y las sabía porque ya   había oído en cursos anteriores las explicaciones que les hacía a sus compañeros y compañeras mayores…

Mucho tiempo ha pasado desde aquellos años, muchos colegios he recorrido y me sigo encontrando con esas pequeñas escuelas, hoy día llenas de ordenadores, con calefacción, la mayoría bien arregladas, pero sobre todo con niños y niñas, con maestras y maestros que hacen y dan lo mejor que tienen en atender a ese alumnado. 

El aprendizaje en las Escuelas Unitarias se desarrolla de forma natural. La diferencia de edades no perjudica en la enseñanza y se puede emplear de forma positiva en un descubrimiento personal de la forma de trabajo individualizado y a la vez compartido con el resto del grupo.

La escuela no es sólo aprendizaje, es enseñanza, es prepararse para la vida, es crear hábitos saludables, es amar su tierra, su pueblo, sus costumbres, es amar a su escuela.

Hace unos años, estuve en un aula del Campo de San Juan. El alumnado era desde los tres a los once años. ¡Qué locura!, pero yo diría ¡ que bonita e interesante locura!. Los pequeños eran ayudados por los grandes. Cuando la maestra explicaba algo en voz alta, veía como los más pequeños la miraban…eran, son esponjas…¡que escuela! La mayoría del alumnado de ese curso está hoy en la Universidad.

La Escuela  es el lugar común de todos los vecinos y, en la mayoría de los casos, el único foco cultural del pueblo y hay gente que quiere quitarlo, que quiere eliminarlo, ¡ qué barbaridad!

Es el momento de reflexionar.

Jose Clemente Rubio García    

0 comentarios